miércoles, 18 de septiembre de 2013

y de repente fuimos personas

Soñábamos historias de amor en escenarios tan poéticos y mitificados como Manhatan o Paris, y nada de lo real era suficientemente perfecto para valer la pena...

Creíamos que tocar el cielo no solo estaba a nuestro alcance, sino que era nuestro destino, pero que había de llegar después del macroesfuerzo que moldea al héroe, que lo aleja del resto de la humanidad con cierto atisbo de incomprensión, pero con la recompensa de sentirlo todo más y mejor y ser parte de la cena de los Dioses, dónde solo tienen cabida los más tiernos manjares y las más extraordinarias personalidades.

Y ahora vacíos por dentro pero seguros que el esfuerzo ha valido la pena, porque sin ser héroes, ni dioses hemos reconocido ser personas y  sabemos que lo pasado fue especial y que lo que está por venir es tan impredecible como magnífico, porque el futuro y la vida, siendo crudo y hastío es mágico y emocionante.

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