Me
apetecía contarte que todo me va bien, aunque sé que no tenías dudas de ello.
Me
apetecía contarte que la ciudad es tan increíble como un día tú me la
describiste, y supongo que tan llena de misterios, aunque aun no me haya dado
tiempo a descubrirlos todos.
Me
apetecía contarte que por alguna razón esta ciudad me recuerda a ti, supongo
que porque eres quien con más entusiasmo me habló de ella.
Me
apetecía contarte que ese último consejo que me diste: Disfruta de Chicago,
viaja mucho y conoce a mucha gente, es mi lema a seguir, aunque aun no haya
viajado en absoluto, y la mayoría de mis nuevos amigos sean expatriados
temporales como yo, ya sabes eso siempre une.
Me
apetecía contarte que la distancia no ha hecho que me aclare en absoluto, y que
siendo consciente de que tu compatibilidad para conmigo, el hecho de que a veces
no lo sienta así, me desconcierta hasta el punto de desconcertarte yo a ti…
Me
apetecía aclararte que esto no es una declaración de amor, ni de odio, ni de
resignación, simplemente quiere decir, que últimamente me acuerdo de ti, con lo
que quiera que eso signifique.
Me
apetecía que supieses que soy consciente que el mundo es pequeño incluso dentro
de toda su inmensidad, y que la vida es corta aunque dure una eternidad. Que sé
que debo luchar por vivirlo todo intensamente, hasta la mayor nimiedad, porque
sé, y soy consciente de que en eso estaremos de acuerdo, que una vida sin
pasión no merece la pena ser vivida.
Me apetecía
que supieses que a veces me gustaría que estuvieses aquí, aunque la mayoría
agradezco que no sea así.
Y
supongo que me apetecía decirte todo esto, para que entendieses que mis
complicaciones son más profundas de lo que incluso yo soy capaz de comprender,
y a la vez creo que me alienta el saber que probablemente nunca leerás estas
líneas, y que una vez más las palabras son solo catarsis en mi caótico mundo.
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