domingo, 26 de mayo de 2013

lágrimas amargas



La luz cruzó por la ventana como un intruso e invadió la estancia sin preguntar a nadie, sin darnos la oportunidad de decidir si era lo queríamos, o no. ¡Qué fácil sería la vida si todas las decisiones importantes fueran así!, impuestas, si las responsabilidades no recaiesen sobre mí, sobre ti, sobre nosotros. O no. La verdad es que ya no sé que pensar. No sé que es lo que quiero, lo  que debo querer..., hace tiempo que siento el vaho de tu respiración humedecerme la cara por las mañanas, igual es porque extrañas mi lágrimas, esas que no te gustaban cuando estaban presentes, porque decías que no querías verme triste, igual es que en el fondo la tristeza es más reconfortante y más cómoda para todos. Al fin y al cabo la felicidad es un sentimiento que es ajeno y extraño al ser humano, supongo que es por eso que lo anhelamos con tanto ahínco. Puede ser que mañana vuelva a llorar, por ti, por mí, por nosostros.

martes, 14 de mayo de 2013

desestrés postraumático

Quiero querer y que me quieran, soñar vestidos cargados de destellos y construir universos con proyectos de futuro junto a alguien, y si no pues también me vale, porque el fondo del mar es tan bueno como la cima de la montaña y en ambos sitios hay poco oxígeno. Ahora es uno de esos momentos que me gustan sin gustarme, en los que corretean por mi mente miles de hormigas a las que normalmente no doy tregua armada con cucal y cianuro, pero que a veces me ganan, no sé si porque se han acostumbrado tanto a que las quiera matar que ya no se mueren, o que en realidad son más yo, que yo misma. Hoy quiero tocar el cielo, solo por sentirme más viva que nunca en la caída, y más viva que nunca en el dolor del machaque postraumático. Levantarme al ritmo que se me sueldan los huesos, y correr el riesgo de que crezcan mal, deformes, pero adaptados a mis necesidades, a mis manías, a mis locuras. Ser reflejo de lo que soy, aunque yo no lo sepa, pero al menos me sentiría transparente. Imagina que los demás sepan cómo eres, sin que puedas saberlo tú, que todo sea un secreto a voces, y que todos podamos esconder la cabeza en el suelo, bajo a tierra, a 50km de la corteza, e imaginarnos que se nos queman las ideas, aunque a esa distancia aun no está tan caliente la tierra. Saber que de mis manos solo salen incoherencias, pero que en el fondo no dejan de ser verdades como puños si eres capaz de graduarte las gafas para leerlas… o no, pero ¿qué más da? Concluir añadiendo que mi sonrisa es efímera, pero mi buen humor no, ¿o igual era al revés? Da igual, que yo siempre gano, aunque siempre te deje ganar, porque el todo y la nada es relativo.