lunes, 25 de marzo de 2013

Over the moon

Ayer tuve la oportunidad de ver la última representación de Over the moon, y aunque hacer una reseña de algo que ya ha terminado es totalmente inútil, yo me caracterizo por ser la personificación de la  inutilidad y además me gustó tanto que lo haré igualmente.

Over the Moon es una representación inspirada en las canciones y la obra de Jonathan Larson (reconocido compositor de musicales autor de joyas dignas de pasar a la historia como Rent y Tick Tick Boom Boom), cuyo título nos recuerda inevitablemente a la performance-protesta que hace el personaje de Maureen Johnson en Rent, sí esa tan errática y divertida que se da en un garaje llena de vagabundos...

 

Aunque esta canción no se representa, me parece un nombre más que acertado a la hora de enmarcar la obra del genio de Larson.

Las canciones se hacen en catalán cosa que admitiré que como fan incondicional de Rent, me daba verdadero miedo, pero las adaptaciones están hechas con gran cuidado, y ante un sublime piano en directo. Se llevan a escena de la mano de coreografías que combinan tanto el escenario como el fabuloso espacio a nivel de platea que el Almeria Teatre tiene a disposición de este tipo de representaciones un poco más especiales, bajo una estética muy Larsoniana, mezcla entre canalla e íntima, con un constante juego de luces sombras, contrastes y,.., sillas.



  Un musical cercano al público, con un constante feedback entre  actores y el público, ya que se mueve en todo momento entre la barrera que constituye el escenario, para acercar la música y el dinamismo a pie de espectador. Con puntuales incorporaciones sorpresa de más gente al espectáculo, todo él se desarrolla de la mano de cuatro actores (en el sentido más amplio de la palabra, ya que últimamente estamos asistiendo a la transformación del actor tradicional en un ser completo que domina el baila, la canción, la actuación y todo lo que se le ponga por delante) que hacen un estupendo trabajo. No os lo recomendaré, ya que no seria serio, debido a que ya ha acabado, pero los que lo pudisteis disfrutar estaréis de acuerdo conmigo en que fue un gran espectáculo. Si tengo que puntualizar algo, diré que me pareció un poco corto.

En definitiva, con todo lo raro que resulta escuchar canciones que tenía muy interiorizadas en inglés y además en muy alta estima, en catalán (porque por muy buena que sea la adaptación no deja de ser extraño y mucho), disfruté de principio a fin y eso siempre que vas a alguna de estas cosas es lo importante.





sábado, 23 de marzo de 2013

Carta de motivación

Ahora que ya es oficial que el año que viene me voy a Chicago, os desvelaré el contenido de la carta de motivación que presenté al solicitar el programa de movilidad, que más que carta era un texto, único para los tres destinos que solicitaba, corto, muy corto, demasiado corto, pero da igual, porque probablemente no se lo leyó nadie...
  
CARTA DE MOTIVACIÓN

Un día soñábamos arquitectura, imaginábamos ciudades sorprendentes y espacios mágicos y todo lo que sucedía a su alrededor, pero al día siguiente, sin previo aviso, nos espetaron que el sueño se había acabado, que la arquitectura había muerto. La desazón reinante en la actualidad nos quiere hacer creer que es verdad, pero yo soy reacia a aceptar esa realidad, y sigo convencida de que en el mundo hay sitio para los arquitectos y para todas esas cosas que tienen cabida en sus cabezas. Que hay que cambiar y adaptarse a los nuevos tiempos es obvio, pero que en el futuro hay sitio para el diseño, el buen hacer, los espacios, la ecología, la rehabilitación, y cualquier disciplina propia o cercana al arquitecto y al artista parece igual de obvio. El mundo nos pide a gritos que seamos multidisciplinares, que experimentemos y probemos cosas nuevas, que interactuemos, que nos conectemos a través de las relaciones y las redes sociales, el mundo nos pide avanzar. Y para esto, la experiencia de salir de nuestra zona de confort, enfrentarnos a nuevas situaciones, conocer gente distinta, probar otras formas de trabajar y de pensar ya sea la arquitectura o cualquier otro aspecto de la vida, que nos otorgan los programas de movilidad es única. Ya sabemos que significa ser estudiantes de arquitectura aquí, probemos a serlo fuera, para con un poco de suerte quedarnos con lo mejor de ambas realidades y convertirnos en profesionales mejores, más capacitados y con mentes más abiertas, que al fin de cuentas es el fin último de estos años de esfuerzo.