jueves, 8 de noviembre de 2012

El hielo bajo tus pies

Se oyó el resquebrajarse del hielo, pero esta vez lo que se rompía en mil pedazos bajo sus pies era el mundo. Millones de pequeñísimas piezas insalvables, incluso para sus expertas manos en resolver acertijos imposibles. La vida se desdibujaba a su alrededor, y ni siquiera yo con mi habilidad con el lápiz, podía hacer nada para luchar contra ello.

Comprender que se está quedando solo, no es lo peor de todo, si no el terrible castigo de obligarle a ser testigo de cómo la realidad va desapareciendo de su lado, ese sí es su verdadero tormento.

Y mientras, yo sólo puedo observar en la lejanía, al tiempo que se rompe mi propio hielo, porque nuestros pasos siempre estuvieron unidos, comparto su temor, su agonía siempre fue y será la mía.

lunes, 5 de noviembre de 2012

La Muerte de las estrellas




¿Qué hay más triste que ver morir una estrella?
Sobretodo una de aquellas que más brillaba, aquellas que nos congregaban a su alrededor y nos hipnotizaban con su poder.

¿Qué hay más doloroso que a sabiendas del desastroso final, no poder dejar de mirar, de ver su intensidad desaparecer paulatinamente? Porque en el fondo esperamos ver un resquicio de su antiguo poder, de su magia.

Y al no aparecer nos quedamos vacíos, quietos, en silencio, cruzando miradas, para constatar que nuestro dolor es compartido, qué todos los presentes, con cada segundo que pasa morimos un poco más por dentro.

Y ahora, ¿Cómo seguir adelante? ¿Cómo seguir viviendo con la alegría de los hombres, cuando sabemos que la muerte nos dejará una marca interior, imborrable, casi tan catastrófica, como la destrucción de su onda expansiva?

sábado, 3 de noviembre de 2012

Mares de lágrimas


Y lloramos, lloramos por las desgracias humanas, por las guerras, las enfermedades terminales, la pérdida de ilusión y la desaparición del amor. Con nuestros litros de lágrimas creamos lagos, y mares, en los que ahogamos las penurias, las nuestras, las ajenas, las de todos... y así, llorando, arreglamos el mundo.