lunes, 1 de diciembre de 2014

No fucking sense... but whatever...


Sonreía. El viento gélido que se colaba entre los titánicos edificios no le impedía sonreír. Sonreía, porque de alguna manera sabía que estaba más perdida de lo que lo había estado en años. Mirara donde mirara no había más que confusión, niebla, y nieve, mucha nieve. Cualquiera diría que madurar implicaría una aprendizaje en esto de vivir y sin embargo cada día que pasa se encuentra más lejos de siquiera entender el enigma que plantea su taza de café matutino, negro y amargo. Un paso adelante hacia tiempo que ya no se traducía en un paso menos al punto final y aun siendo consciente de ello seguía sonriendo. Porque de alguna manera se había dado cuenta que no existía tal cosa como los pasos adelante y que los seres humanos por definición caminamos en diagonal, y los puntos finales siempre están en movimiento alrededor del único gran final que es la muerte; y el mero hecho de ser consciente de tal verdad universal que en el principio de los tiempos todos acordamos ocultar para que los engranajes de esta sociedad pudiese continuar, y que los años nos han hecho olvidar, esa verdad tan innombrable como aterradora le sosegaba, porque lo que no se resuelve en esta parte del camino, siempre se puede intentar arreglar cuando nuestros torcidos pasos nos devuelvan sobre el terreno, aunque eso sí,  nada es igual, porque la vida se trata de continuo movimiento.

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