viernes, 3 de febrero de 2012

CRISIS INTELECTUAL, visión de un estudiante universitario.

Crisis:

          1. f.Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente.
2. f. Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales.

3. f. Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese.

4. f. Momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes.

5. f. Juicio que se hace de algo después de haberlo examinado cuidadosamente.

6. f. Escasez, carestía.

7. f. Situación dificultosa o complicada.


    Paro, mercados, economía, burbuja inmobiliaria, construcción, financiación... palabras que últimamente están tan presentes en nuestras vidas que parece que nos acompañan a diario vayamos donde vayamos. Y aun así, a pesar de que lo que los medios se esfuercen en hacer prevalecer esta crisis mundial económica, como el mayor de nuestros problemas, me pregunto yo: ¿no será  la crisis intelectual, la del pensamiento y los valores, que se expande como la pólvora a la sombra de la gran CRISIS mucho más dañina de cara a un futuro menos gris?

    Que estamos en un momento delicado es verdad, nadie lo niega, pero que es los momentos delicados en los que hay que demostrar la valía, eso lo sabe todo el mundo. No podemos seguir educando como hace 10 años, porque, nos guste o no, el mundo ha cambiado.

    Cuando los millones de estudiantes que pueblan hoy por hoy las facultades universitarias, salgan a la calle con sus títulos debajo del brazo, obtenidos en planes basados en unas realidades hoy por hoy inexistentes, no serán capaces de hacer frente a la realidad, porque saldrán con unas herramientas obsoletas, ineficaces y completamente inútiles de cara a las nuevas necesidades. Es ahora cuando se requiere un brote de valentía proveniente de los encargados de la educación de estas nuevas generaciones, es hora de que los politiqueos que pueblan las rectorías universitarias, se diluyan, se comience a trabajar en común por el futuro, se coja el toro por los cuernos, y se opte por un sistema educativo mucho menos teórico, y con la mirada puesta no en el pasado, ni en este presente cambiante e inestable, sino en el futuro que vendrá después de esta crisis. Luchemos por las generaciones que verdaderamente habrán de enfrentarse a los escombros que queden de la sociedad tal y como la conocemos, después del terremoto que estamos viviendo.

¡Seamos valientes, o perezcamos en el resultado!

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