-Tú, ¿Siempre eres feliz?
-¿Yo?, ¡qué va!, ni mucho menos, pero intento serlo el máximo tiempo posible.
-Y cuando estas triste, ¿Qué haces?
-Me voy a una librería y recorro los estantes uno a uno hasta que encuentro un libro que me traiga buenos recuerdos. Entonces lo abro, paso las hojas, leo la última frase, sonrío y lo dejo donde estaba.
-Y, ¿con eso te basta? ¿así de fácil?
-No es fácil, igual sencillo, pero no fácil.
jueves, 31 de mayo de 2012
domingo, 20 de mayo de 2012
Utopias olvidadas

Éramos jóvenes, idealistas, y confiábamos que podríamos cambiar el mundo. Creamos millones de utopías que bailaban a nuestro alrededor y nos hacían sonreír pensando que algún día poblarían el mundo y cobrarían sentido haciendo la vida un poquito mejor. Pero la realidad llegó como un jarro de agua fría e hizo que despertáramos de nuestra fantasía. Hoy nuestros sueños y utopías se amontonan en un callejón oscuro sirviendo de hogar a vagabundos y gatos. Al principio la gente se preguntaba que eran todas esas cajas que brillaba y se mecían ante la pura e ilusionada mirada de un niño, pero hoy ya no le importa a nadie, no son más que una parte del esqueleto de esta ciudad sin vida ante la que la gente pasa sin hacer caso alguno.
Relato escrito para dar voz a una imagen en la cámara de escribir http://lacamaradeescribir.wordpress.com/2012/02/01/ene-006/
jueves, 10 de mayo de 2012
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Hoy toca homenajear a un grande, al Dios y Señor de las letras hispanas, Julio Cortázar, y para acompañarlo el vídeo de Migala, mezcla perfecta!!
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño
infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan
solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure
porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan
solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás
contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te
regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo
pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un
bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de
darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que
siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta
en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el
servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo
roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la
seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la
tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un
reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del
reloj.
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